martes, 25 de octubre de 2016

La neuritis óptica en la esclerosis múltiple

La neuritis óptica en la esclerosis múltiple

Fuente: N Engl J Med; Revista Barraquer

Tags: neuritis óptica, visión, agudeza visual, síntoma, em

Fecha de publicación: 27/01/2014

La neuritis óptica es una inflamación del nervio óptico. Se trata de una manifestación frecuente en la esclerosis múltiple (EM), que puede aparecer en cualquier etapa de la enfermedad. La neuritis óptica provoca una pérdida progresiva de la agudeza visual y, en general, los síntomas son visión borrosa y alteración de los colores. La recuperación a largo plazo suele ser positiva, aunque en ocasiones puede reaparecer.

La neuritis óptica o inflamación del nervio óptico es un síntoma frecuente en la esclerosis múltiple (EM). Supone la primera manifestación de la enfermedad en un 20-30 % de los pacientes y se calcula que hasta un 50 % de los diagnosticados la sufrirán en algún momento.

Los síntomas y signos típicos de la neuritis óptica son la aparición de visión borrosa y de predominio central, que normalmente va acompañada de una alteración en la visión cromática (especialmente en el color rojo), que se instaura de forma progresiva o subaguda en pocos días. Hasta el 90 % de los pacientes presentarán dolor asociado: se trata de un dolor localizado detrás del ojo, que se desencadena o empeora con los movimientos oculares.

El diagnóstico de la neuritis óptica es principalmente clínico. Además de la historia médica del paciente, habrá que hacer una exploración oftalmológica cuidadosa, especialmente si se trata de la primera manifestación de la EM o si existen datos atípicos, para descartar otras posibles patologías. En el caso de que sea el primer síntoma de la enfermedad, es muy posible que el médico solicite otras pruebas, como una resonancia magnética (RM) cerebral, una analítica completa y/o una punción lumbar.

El tratamiento de la neuritis óptica, como el de cualquier brote de EM, consiste en corticoides endovenosos. Este tratamiento acorta la duración de los síntomas visuales, pero no influye en el pronóstico o recuperación funcional a largo plazo.

En cuanto al pronóstico, este suele ser positivo. Hasta un 90 % de los pacientes recuperan la agudeza visual en un tiempo medio de dos meses desde el inicio del cuadro clínico. Sin embargo, en algunos casos pueden quedar pequeñas alteraciones visuales, que sólo son evidentes en una exploración oftalmológica detallada. Durante el transcurso de la enfermedad, puede que la neuritis óptica recidiva en el mismo ojo o en el ojo contralateral.

Ante cualquier síntoma visual sugestivo de una neuritis óptica, el médico asesorará al paciente sobre las pruebas diagnósticas requeridas y le informará sobre las mejores opciones de tratamiento, en caso de ser necesario.

Fuentes de información:

Balcer, L. Optic Neuritis. N Engl J Med. 2006; 354: 1273-80.



Vidal, A, Montalban, X. Neuritis óptica y esclerosis múltiple. Revista Barraquer. octubre 2011; núm 12.

jueves, 13 de octubre de 2016

El rol del cuidador y su salud.

El rol del cuidador y su salud.

Dpto. Psicología ADEMMLlamamos “Cuidador Principal” a aquella persona sobre quién recae la responsabilidad de la atención y cuidado de la persona con discapacidad, y que con su labor aporta un mayor equilibrio al funcionamiento familiar.

La figura se va perfilando en el tiempo a medida que la enfermedad avanza y el afectado va siendo más dependiente.

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Fuente de la imagen: https://pixabay.com/static/uploads/photo/2014/09/22/01/10/solitude-455768_960_720.jpg

Esta persona ve poco a poco imposibilitado el desarrollo normal de sus actividades vitales y/o de sus relaciones sociales.

Su jornada de trabajo, no tiene límites establecidos, es una dedicación total, e incluye la noche. No es una labor remunerada y tampoco se establece para ella una formación asistencial.

En ocasiones las tensiones y dificultades derivadas de la situación de cuidado pueden conllevar  la aparición de conflictos o resentimientos entre las personas que participan en dicho cuidado. En estos casos, a la dificultad que supone la situación de cuidado se añade la presencia de sentimientos negativos y relaciones deterioradas entre los miembros familiares.

Toda la familia es preciso reflexione sobre la importancia del “Cuidado” y establecer los cuidados no sólo para la persona afectada sino también para quien ejerce de Cuidador Principal. Si éste último no recibe de cuidados, tarde o temprano enfermará, con lo que no podrá cuidar del afectado, dejando a la familia en una situación aún más crítica.

Si la familia no encuentra la forma de reequilibrarse,  la crisis familiar se establecerá de forma crónica poniendo en peligro a todos sus miembros, pero de forma más acusada en aquella persona que recibe menos cuidados y que por lo general,  se sitúa en la figura del Cuidador Principal.

Los factores que ponen en riesgo la salud de esta figura son:

Llevar una gran carga física y psíquica en su labor de cuidados pues se hacen responsables de todo aquello que el afectado no puede hacer por sí mismo.
Perder la independencia a medida que la enfermedad evoluciona, puesto que el afectado va siendo más dependiente
El tener un tiempo muy reducido, se desatienden a sí mismos, abandonan sus propios cuidados, sus actividades de ocio y aficiones. Desatienden a sus amistades u a otros familiares e incluso paralizan su proyecto vital.
Mantienen la exclusividad del cuidado: esto sucede porque todos los miembros familiares adquieren la idea de que es el cuidador principal quién realiza mejor esa labor de cuidados y es por ello que los demás eluden su responsabilidad.
La falta de reconocimiento a su labor
La soledad ante el cuidado, tanto a nivel práctico como a nivel emocional
Los sentimientos que generan malestar en el Cuidador son: sentimientos de culpa, de tristeza, de autosuficiencia,  de preocupación y ansiedad, de soledad, de irritabilidad.

Es de especial importancia aprender a combatirlos puesto que al cabo del tiempo todos estos sentimientos les predisponen a padecer trastornos psicológicos que se instauran y se manifiestan a través de la aparición de algunos de estos síntomas: tristeza, nerviosismo, irritabilidad, fatiga crónica, alteración del sueño, problemas de memoria y concentración, abandono de la propia salud y de su vida social, desinterés por su entorno, aparición de ideas suicidas o de huida. Cuando estos sentimientos que causan infelicidad no se mitigan con otras vivencias positivas hablamos de “Depresión del Cuidador”. Puede ser de carácter leve o severa.

Para prevenir su aparición, el cuidador principal tendrá que establecer su propio Plan de Cuidados:

No olvidarse nunca de sí mismo.
Saber delegar tareas en otros familiares.
Formarse e informarse de las técnicas y métodos para saber relajarse, y para evitar lesiones de espalda así como otras complicaciones propias de las tareas del cuidado y traslado del afectado.
Saber poner límites a las exigencias excesivas del enfermo.
No realizar por el afectado lo que este puede hacer por sí mismo.
Evitar el aislamiento.
Salir diariamente a la calle.
Conocer sus derechos a ser escuchados y a mostrar abiertamente al resto de familiares sus frustraciones y temores.
Si la familia posee recursos económicos suficientes, plantearse que el afectado sea acompañado o cuidado por un profesional unas horas al día, de forma que pueda descansar.
En el caso de que la familia no tenga recursos económicos suficientes, solicitar una ayuda a domicilio a los servicios sociales de su zona y ponerse en contacto con organismos de voluntariado que también pudieran ser una ayuda.
Participar en Grupos de Ayuda Mutua o Cursos de capacitación donde tienen la posibilidad de:
Conocer gente en sus mismas circunstancias.
Contrastar experiencias ajenas y aportar las propias.
Moverse en un ambiente de comprensión y cariño.
Romper el aislamiento social en el que a veces se van viendo inmersos.
Abandonar la monotonía diaria.
Pasarlo bien.
Sentirse útiles.
Bibliografía:

“Un cuidador. Dos vidas.” Programa de atención a la dependencia. Apoyo al cuidador familiar. Obra Social Fundación “la Caixa”.

“La salud del cuidador principal”. Noticias E.M. Revista nº 69.